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El extinto Bloque Noroccidental de las Farc-EP secuestró a miembros de la fuerza pública y a figuras nacionales para presionar al Estado colombiano con intercambios por guerrilleros presos en las cárceles. Esta estructura es responsable, entre otros, de secuestros que tuvieron un gran impacto nacional, como el del entonces gobernador de Antioquia, Guillermo Gaviria, y el consejero de paz y exministro de Defensa, Gilberto Echeverri. En 2003, un año después, ambos fueron asesinados durante un intento de rescate militar, junto a ocho integrantes de la fuerza pública. También fue responsable del secuestro del entonces congresista Óscar Tulio Lizcano en el año 2000, quien permaneció ocho años en cautiverio. Su testimonio ante la JEP da cuenta de los malos tratos a los que fueron sometidas las víctimas de secuestro. Otra de sus víctimas fue el cabo de la Policía José Norberto Pérez. Aunque su hijo de 10 años padecía cáncer y rogó públicamente por su liberación, la guerrilla lo mantuvo en cautiverio. El niño murió sin volver a ver a su padre, quien fue asesinado por las Farc-EP dos meses después, durante un intento de fuga.
